La Conexión Cósmica
Acerca de nuestra pasión por el cosmos
¿Que porqué me aficioné a la Astronomía?. La verdad no sabría encontrar una respuesta concreta. Solo puedo decir que la noche que enfoqué con mis modestos prismáticos el objeto M44, (El pesebre), fue la más emocionante de mi vida hasta ese momento.
Fue una noche de verano, a las afueras de un pueblo de unos 4000 habitantes, con un cielo insultantemente oscuro y con una atmósfera sin apenas contaminación. (Perdón por la envidia).
Eran mis comienzos en este mundillo. Todas las noches, iba hasta el mirador de las afueras del pueblo con mi atlas celeste y mis prismáticos. Lo primero que hacía era intentar reconocer las constelaciones más importantes. Cada vez que identificaba una constelación aumentaba mi alegría y mi deseo de aprender un poco más. Después de este ejercicio de reconocimiento, echaba un vistazo con los prismáticos a Júpiter, en aquél verano visible durante casi toda la noche, e iba anotando un registro de la posición de los cuatro satélites galileanos.
Aquélla noche, intenté dar un paso más. Ya reconocía casi todas las constelaciones y me decidí a intentarlo con algunos objetos del catálogo Messier.
Así pues localizé Cancer, y enfoqué con los prismáticos a la zona donde se suponía estaba M44. De pronto, aparecieron en el ocular un raudal de estrellas refulgiendo como cientos de pequeñas antorchas. Casi me caigo de costillas. No podía creer que aquéllo estuviera en el cielo, al alcance de todo el mundo, y hasta ese momento yo no me hubiera dado cuenta.
A partir de ese momento, mi interés por la astronomía empezó a crecer, y así hasta la fecha, en que modestamente intento seguir trabajando en este campo.
El título del artículo, como todos sabéis es el de un libro de Carl Sagan. Lo he utilizado por que creo que todos los aficionados necesitamos sentir esa conexión. Me refiero a la necesidad de observar directamente las maravillas del cielo con nuestros propios ojos, a diferencia de verlas en fotografía, televisión, libros, etc.
Cuando miramos con nuestro telescopio o prismáticos una estrella, en nuestra retina comienzan a impactar fotones, partículas, que han viajado por el universo durante años y años. Los fotones emitidos por la estrella, después de su viaje por el oceano espacial llegan a nuestra retina, excitan nuestro sistema de visión, hasta llegar a nuestro cerebro, que traduce esos impulsos en información.
No nos damos cuenta, pero ese pequeño milagro que sucede cada vez que observamos no puede suplirlo ninguna fotografía.
Yo he visto fotos de M44 muchísimo más nítidas, brillantes y espectaculares que lo que ví en mis prismáticos aquella noche. Sin embargo, ninguna foto ha llegado a provocar en mí, ni la centésima parte de lo que se experimenta cuando uno es protagonista directo.
Todos necesitamos observar. Mirar el cielo a simple vista o con ayuda de nuestros instrumentos. Estudiar directamente las estrellas y comprobar por nosotros mismos su evolución, su vida. Ninguno podríamos limitarnos a estudiar curvas de luz, o a leer bibliografía sobre la materia.
A eso es lo que yo llamo la Conexión Cósmica. No sé explicarlo mejor, pero cualquiera de vosotros, que como yo os gusta mirar el firmamento nocturno, sabéis a qué me refiero.
P.D.: He de anunciaros la futura incorporación de un nuevo miembro de la AVE. Se trata de mi hijo Pablo, que nació el pasado día 5 de febrero, y que dentro de unos años seguro nos acompañará en esta afición.