La Iglesia católica: "Las nuevas tecnologías son motores de transformación de valores morales"

Fuente: Juan Manuel Romero - ALBA / Camina y Ven

'La tecnología ha provocado una revolución mundial en el modo de percibir los valores morales, lo que a su vez ha causado cambios profundos en la manera de pensar y actuar de la gente' es el pronunciamiento de tipo moral realizado por la Iglesia católica sobre las nuevas tecnologías. La crítica fundamental se refiere al uso fraudulento y como instrumento del mal, como es el caso de la pornografía y los contenidos violentos. En este caso, la exposición continuada de los niños a violencia puede conllevarles a ser incapaces de distinguir la fantasía de la realidad.

En cuanto a la pornografía, la Iglesia distingue entre dos tipos, aunque ambas las considera igualmente dañinas. Por una parte, la denominada pornografía blanda reduce gradualmente el sentido moral de los individuos hasta el punto de hacerles moral y personalmente indiferentes a los derechos y a la dignidad de los demás, según palabras de la Iglesia. Sin embargo, la pornografía 'dura' es capaz de crear una fuerte dependencia y alentar al usuario a la búsqueda de mayores contenidos con contenido obsceno y perverso. Según la Iglesia estos comportamientos pueden ser el estímulo principal para las agresiones sexuales, y tanto para la pedofilia, violación o secuestros.

Según la Iglesia, los medios de comunicación social tienen un papel fundamental en la vida humano como fuente de transformación, tanto individual como social y, consecuentemente, esto se refleja en nuevas actitudes y formas de vida.

Sin embargo, no todo es malo, ya que la Iglesia afirma que las nuevas tecnologías prestan grandes servicios al hombre. El mundo católico utiliza Internet y las nuevas tecnologías para difundir publicaciones y semanarios, como plataformas de emisoras de radio y televisión, etc. de manera que han aumentado potencialmente el número de lectores y oyentes en más lugares. Es más, sacerdotes retransmiten la Misa de forma virtual, con lo que llegan a todo el mundo.

Carolina Clemente Sastriques