2008-01-13_11-02-36
INTERNET ACOSA A LA TELE EN LA LUCHA POR EL ENTRETENIMIENTO EN LAS CASAS

Cuando lo supo, Gabriel Paniagua corrió a predicar la buena nueva. Un amigo acababa de decirle que había descubierto unas webs en las que uno podía ver series de televisión y películas sin necesidad de descargarlas. Bastaba con pulsar la tecla de play. "Como en el YouTube, pero con vídeos mucho más largos y de más calidad", le dijo. Paniagua, un gestor inmobiliario de 32 años, se sentó frente a su ordenador y echó un vistazo a los portales recomendados. "Increíble", pensó. Así que cogió el teléfono, llamó a un amigo, a otro, a otro y a otro, y propagó la noticia. Al hacerlo, dio un nuevo empujón al ordenador en su imparable marcha hacia el dominio absoluto del entretenimiento casero. La tele en internet, a través de páginas como las que recomendaron a Paniagua, de otras que permiten recorrer el globo a bordo de las cadenas de distintos países, e incluso de algunas cuyos contenidos solo pueden verse a golpe de teclado, ya está aquí. Y, como casi todo en la red, el fenómeno va a más.

BOLA DE CRISTAL El diario británico The Guardian pidió el otro día a Chad Hurley, cofundador de YouTube, que mirara en su bola de cristal. "En cinco años predijo Hurley, los vídeos en internet serán la forma más accesible y ubicua de comunicación y entretenimiento". Pero aún queda mucho camino por recorrer. Especialmente en España, donde la banda ancha no solo es más cara y de peor calidad que en otras partes de Europa y Estados Unidos, sino que también está menos extendida. Eurostat, la oficina de estadísticas de la UE, informa de que solo el 39% de los hogares españoles dispone de este tipo de conexión rápida a internet, frente al 74% de los holandeses o el 67% de los suecos. España, sin embargo, también cuenta con una característica que la convierte en el lugar perfecto para que cuaje el nuevo fenómeno de la tele en la red: la casi insaciable voracidad pirata de sus internautas, muy por encima de los de Europa. En rigor, un 32% por encima. Según dijo la Asociación Europea de Publicidad Interactiva (EIAA) a finales del pasado año, el 52% de los usuarios españoles se baja películas de internet, mientras que en el resto del continente la media apenas llega al 20%. Cuando el país cuente con una banda ancha económica y en condiciones, ¿quién seguirá viendo la televisión convencional? Paniagua, que tiene todo un videoclub en su casa, con más de mil películas y series pirateadas, seguro que no. "Ni en broma", asegura.

EL EJEMPLO DE PACO Ante el panorama que se avecina, las cadenas no han tenido más remedio que abrazar el nuevo soporte. TV3, TVE, Cuatro y Antena 3 cuentan con sus propios canales en YouTube, y esta última televisión privada llevó a cabo el pasado lunes un experimento que es, también, todo un presagio de lo que está por venir: preestrenó en su web el primer capítulo de la quinta temporada de la popular Los hombres de Paco. En un solo día, más de un millón de personas se descargaron el episodio. En cuanto a la televisión catalana, quizá la más completa en este campo, ofrece en tv3.cat/3alacarta entre 60.000 y 70.000 vídeos de sus emisiones y cada semana añade 500 nuevos. "El consumo vía internet crece de forma brutal", explica su director de televisión interactiva, Yago Millares. Muchas de las series de estas cadenas, en cualquier caso, pueden verse, sin necesidad de ninguna descarga, a través de páginas como sinlamula.com o verdivx.net. En lo que se ha dado a conocer como streaming, estas webs operan de forma similar a YouTube, con un par de notables diferencias: no hay límites a la longitud de los vídeos, ni tampoco filtros que eviten contenidos protegidos por los derechos de autor. El viernes pasado, por ejemplo, cualquier internauta podía disfrutar de películas que ahora mismo están en cartelera, como American Gangster, o de series de rabiosa actualidad: desde House hasta Perdidos. Y, si todo esto no es suficiente, caben otras dos posibilidades. Entrar en portales como es.wwitv.com o channelchooser.com y acceder, en riguroso directo, a buena parte de las televisiones del mundo, desde las de Estados Unidos hasta las de Azerbaiyán; o bien optar por el incipiente y todavía minoritario mercado de los canales de televisión hechos en, y para, internet.

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