2007-12-10_20-13-08

El anonimato perfecto

¿Es cierto que todo lo que hacemos queda registrado? Creemos que en Internet no tenemos nombre ni apellido, es más bien al revés. Sin embargo, una parte significativa de los cibernautas locales es casi anónima.

El anonimato perfecto existe, claro, pero dentro de ciertos límites y de forma transitoria. Por ejemplo, si una persona saca una cuenta de correo en Hotmail desde un cibercafé y con ella comete alguna fechoría, las posibilidades de que los registros de su sesión sirvan para una investigación son nulas. Sería mejor buscar huellas digitales en el teclado.

A cada ordenador conectado a Internet se le asigna un número IP, algo así como la matricula de los automoviles. En un cibercafé, los IP de las máquinas estarán asociados con la persona responsable del local, no a sus eventuales clientes.

En nuestro hogar, usando un proveedor de Internet (o ISP) con cuota mensual, el IP cambia cada vez que nos conectamos y en el registro queda consignado a qué cuenta se le asignó. Si alguien hace algo malo durante esa sesión de Internet, ese dato apunta al responsable de la cuenta.

Los piratas saben esto, por lo que una de sus técnicas para burlar el rastreo es robarle a alguien su cuenta en un ISP. Los registros llevarán así a la persona equivocada. No es, dicho sea de paso, la única trampa de la que echan mano. Por ello debemos pensar que el anonimato es algo relativo.

volver