2007-11-30_19-16-26

POR UN PROGRAMA

El pasado miércoles 14 de Noviembre, en el programa de Antena 3 'El Diario de Patricia', Ricardo, anillo en mano, propuso matrimonio a Svetlana. La joven rusa de 30 años y con un hijo de dos, rechazó la proposición en directo. Cinco días después, Svetlana fue apuñalada y murió al día siguiente en el Hospital General de Alicante. El titular del juzgado de violencia contra la mujer número 2 de la localidad, ordenó el ingreso en prisión provisional de Ricardo. El juez considera al detenido presunto autor de un delito de homicidio, pese a que el implicado se declara inocente. No es la primera vez que se abre un procedimiento contra Ricardo, el 31 de octubre, había sido condenado a once meses de prisión y dos años de alejamiento a Svetlana por un delito de maltrato de obra sin lesión. La sentencia no era firme ya que no se le había notificado al condenado, la policía le estaba buscando. Sería conveniente que la cadena reflexionara sobre la irresponsabilidad que conlleva emitir parte de la vida privada de las personas, especialmente cuando existen problemas de violencia doméstica. No estaría de más que pidiera disculpas por esta conducta frívola que puede incurrir en una responsabilidad civil si se demuestra que no existía consentimiento de la víctima y desconocimiento del contenido del programa. Los medios de comunicación ejercen una gran influencia sobre la conducta y opinión de las personas, por ello, deberíamos empezar a plantearnos la imposición de algunas medidas éticas con el fin de no tener que volver a lamentar situaciones como la ocurrida en este programa. Una de las medidas que se deberían plantear es dejar de trabajar con material altamente sensible y de riesgo como son las emociones y pasiones humanas tratándolas de un modo tan frívolo como el que hoy se practica en las televisiones. Se deben extremar las precauciones y los controles y eliminar estos programas que se sirven de viejos agravios, anhelos de reencuentros, segundas oportunidades, confesiones públicas, todos ellos capítulos de la vida privada de las personas que se trasladan a la televisión para crear un espectáculo que repetidas veces termina en catástrofe. Otra de las reflexiones que nos abordan es el hecho de que no se pueden enviar invitados a los programas engañados sobre la verdadera naturaleza del tema a tratar sobre la identidad de los otros invitados. Pensamos en ello sólo cuando, como en este caso, hay una víctima mortal, pero seguramente son muchas las personas que han quedado marcadas tras su aparición en programas televisivos de esta naturaleza. Si queremos eliminar de nuestra sociedad la violencia doméstica debemos empezar a actuar desde la televisión y no estaría de más evitar ciertos contenidos televisivos que puedan crear situaciones violentas.

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